Acababa de teorizar sexo –fíjense que lo utilizo como verbo activo no preposicional y reconocidamente discapaz- cuando, aprovechando el enorme periodo refractario, caí en la cuenta de que ahora la derecha está soltando globos sonda, una suerte de aerofagia mediática, para establecer un clima de opinión hacia una amnistía sobre el dinero negro. El otro día le preguntaron a Solbes por ello y, aunque dijo que no, no me pareció rotundo, y creo que es un asunto sobre el que la rotundidad debería ser absoluta, cenital, meridiana.
Es cierto que Solbes es Solbes y tiene un estilo poco comprometido, pero ahí es cuando Teresa o José Luis deberían salir a decir ese NO pedagógico que tanto les gusta. Si la flatulencia auscultadora es cierta, la risa del contribuyente va a ser épica. Se da pasta a los bancos –que luego no quieren como niños malcriados-, se financian los EREs, se ayuda lateralmente a la industria automovilística y se perdona a los defraudadores, a los insolidarios, a los listos de toda la vida.
A su vez, esa misma derecha se tira de los pelos por la cúpula de gotelé y por los usos de los dineros. «La culpa fue del gotelé», bonita canción para la vuelta de Gabinete Caligari. Todo este mundo del arte tiene sus cosas, parecidas a las relaciones internacionales y el poso de la posteridad y el manejo argumental es de pinzas y papel de fumar. Muy complicado. Pero si es una vergüenza pagar un pastón a un ejecutivo de Wall Street, no podemos alabar que se cobren mil millones por pintar esa cúpula o por jugar al futbol como paradigma oficial de la remuneración. Puestos, ni siquiera descubrir el remedio del sida merecería ese dineral. Claro que el Ayuntamiento de Madrid patrocine al equipo de baloncesto de la Universidad de Georgetown, cuando la primera dama de su partido niega las pesetas a los docentes de la Complutense es bastante fuerte, que protesten por el uso del dinero, cuando Aznar pagó una pastizara por una medallita tipo lazo abelyn de hoy hablo en tejano más que ayer pero menos que mañana y que encima no se la dieron es de risa. Pero así vamos.
Pero cuando la desvergüenza es infinita, pasan cosas como la del cierre de discotecas. Si tras 47 denuncias y siete peticiones de la propia policía, un local sigue abierto es que alguien está siendo sobornado, quizá no al nivel de Méjico, pero nadie empieza fumando tres paquetes. De repente el Alcalde que quiere disputarle a Carlos III la clasificación, se da cuenta y empieza a cerrar discotecas. Se hace un sello de caucho de CLAUSURADO y pelillos a la mar. Con desdicha otra familia de abolengo sufrirá en sus carnes algún otro de los problemas de la ciudad para que Gallardón se digne a hacer su trabajo en lugar del de Rajoy. Y algo debe pasar porque ¿saben ustedes por cuanto alquila el Ayuntamiento de Madrid el local a la empresa explotadora? Un local que tiene una superficie capaz de acoger a cientos de personas, en el Paseo Rosales de Madrid volcado a la Casa de Campo en la que atardece rojo y naranja entre azules diariamente. ¿Saben cuanto? 731 euros al mes. ¿A que alguno de ustedes paga más por su cuchitril? Haber pedido muerte o haberse ligado a un concejal.
Pero esas iniciativas son más inercias de los medios que otra cosa, así el Gobierno talla el Código Penal con navajita plateada y con absoluto desdén hacia principios básicos como el de la reinserción o el de saldar definitivamente tus cuentas con la ley. Porque te puede tocar un juez o jueza fundamentalista de esos de todos los hombres sois iguales y dejarte la pulsera TomTom de por vida como un sonajero de leproso. Y si el oprobio de dar una paliza a una mujer merece el estigma, también lo debería merecer el llevarse cuatro mil millones y dejarse caducar o recibir comisiones o no pagar la pensión alimentaria a tus hijos, o acumular dinero negro, de forma que los comedores de Zalacaín saltaran en las pantallas de la nueva DGS/GPS por máxima concentración. Porque parece más honrado atracar una joyería que escribir una carta con una supuesta e interpretable alusión a la lucha. Y entramos pues en la consideración de delitos vitalicios y de los otros. No sé si es más reincidente un pederasta, que lo fue Gil y Gil que solía no acudir a un juicio porque tenía otro a la misma hora.
Pero todas esas cosas son para una galería de consumo rápido y que luego queda en nada. ¿Van a echar a algún consejero de la Comunidad de Madrid por no tener preparado el reglamento de los porteros de discoteca después de muchos años, va a ir al trullo algún responsable de las licencias de discoteca que cobran por darlas y por no quitarlas en ese ciclo perfecto de la concesión y su mantenimiento, pasará algo entre los secretarios judiciales que se ausentaron, entre los jueces que holgaron o este nuevo Poder Judicial tan pensativo? A tenor de esto si el anterior presidente tenía entre sus aficiones el aprender sevillanas, el actual ya ha empezado con las clases de vals por Donna Hightower y el reduplicativo Danny Daniel. Ahí está con de la Rúa, que si fuera la Merkel se la cargaba por tocón.
Aunque se le vé a este Tintín demacrado y voz episcopal más cercano al tango de burdel y arrabal que al aristocrático vals. Será por disimular.
Como disimular debería este PP que en 1997 privatizó Repsol, llenó las arcas del Estado y de algunos escogidos integrantes afortunados y perdió el control de la antigua empresa pública. La privatización forma parte de la melodía liberal de cuanto menos Estado mejor, de la mayor efectividad privada, de la autorregulación de los mercados y esas historias tan falsas como un euro de plástico. Esos mismos con melenita de medusas mediterráneas y gafas de pasta de colores reclaman la invocación de la seguridad nacional para que tres accionistas no vendan. Si esos accionistas fueran Bancaja en lugar de la Caixa, o la antigua Endesa en lugar de Sacyr, quizá el comprador les parecería menos mafioso, más alto y con los ojos más azules.
Me imagino al matrimonio Cospedal/Rajoy mirando entre los visillos, por las rendijas de las persianas a los nuevos vecinos del bloque, los que compran el piso de arriba, desembarcando sus ocho niños del monovolumen e imaginando las carreras con sus botazas Gorila por el pasillo atronando sus coronillas, tratando de convencer al dueño del piso, que ya no aguanta la ciudad y lo vende, sobre la bondad del ruido y los humos y lo nefando de su comportamiento. Quizá los rusos no sean adecuados, pero las reglas del mercado global que nos han imbuido en ocho años de aznarismo dice que los compradores son los que vienen con el dinero o cash en valenciano. ¿Alguno de ustedes se ve en el papel del jubilado que quiere dejar esta urbe, aceptar un 20 o un 30% menos del matrimonio sin hijos para que no moleste a sus vecinos que nunca le prestaron mantequilla ni sal o decidir la venta por un precio superior a la familia numerosa con zapatos de claqué y que a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga?
No me contesten. Lo sé. Con esa pasta añadida le comprarían a la Dati el anillo fantasma. Libertad, Igualdad, Fraternidad y Falsedad debería ser la nueva divisa. A uno le quitan el michelín, a la otra le abaratan el dedo anular a golpe de Photoshop. No sé como la Reina hace chapuzas con los christmas pudiendo pedírselo a Francia que está a un paso. FAES ya ha advertido que Aznar no tiene nada que ver con el anillo y que nunca ha visto la película Airbag, por lo que cualquier conjetura o cálculo, por recto que sea, está de más.
Pero no hay que hacer suposiciones sobre el papel de la Iglesia en nuestra historia, en su papel en la Guerra Civil y su posición sobre la memoria histórica. No hay que elucubrar nada porque el sacerdote de la basílica de la Cruz de los caídos acaba de decir el 20N en su misa: A nuestros hermanos José Antonio –hipocorístico del fundador de Falange- y Francisco Franco y a todos los caídos que lucharon por Dios, por España o por sus ideologías. Claro, ¿verdad? Ya quisiera Solbes ser así de rotundo.
La verdad es que todo el pescado está vendido y poco queda a la imaginación. El otro día estaban unos intelectuales venga que te lee y escribiendo a mogollón, con cara pensativa detrás del mostrador y en eso que entra Ana Mato.
-¡Buenas! ¿Qué desea?
-Mire quería un poco de unidad y de preocupación por la crisis económica, mayormente para que los españoles vivan mejor.
-Por supuesto, acabamos de sacar estas reflexiones sobre el auto de Garzón…
-Quite, quite, a quién le interesa eso. Ustedes lo que tienen es que pensar en las necesidades de los españoles…
-Ya, quizá, pero es que en nuestro obrador nos tenemos por personas libres y dialogantes, queremos ser responsables y asumir…
-Están ustedes muy anticuados, no van a vender ni un colín en esta tahona de intelectuales caducos. Hasta Zapatero piensa que esto es mejor dejarlo en el olvido.
Y es cierto, sucede cuando los intelectuales se colocan la hogaza prefabricada en la cabeza y dejan de amasar ideas porque para qué. Quizá nos hayamos quedado sin intelectuales como en la Guerra Civil, o a lo mejor no fueron paridos hace treinta o cuarenta años para que aportaran otra visión y agitarán un poco el cotarro. Una increíble violencia de generación que se desteta con ideas detestables sin repuesto. Y debe estar carísimo el kilo de pensador porque Caldera sigue buscando para su fundación de superideas y ya ven ustedes el aluvión de propuestas que nos hace cada día. A lo mejor no busca ideas, sino propagadores que están de rebaja. Decía Savater en su última novela … De modo que a veces hay caballos que dominan en la carrera más por su personalidad imperiosa que por su velocidad. Y no pretendo ahora hacerte comparaciones con la sociedad humana…Solo te aclaro que la mayoría de los mejores caballos son también los que tienen peor carácter, los menos dóciles. Y quizá sea necesario un intelectual para liderar a los intelectuales. Pásalo. Pero sobre todo sopésalo.
Decía un científico que Cada siglo padece sus pestes. Debemos prepararnos para las grandes invasiones de los futuros virus. Y quizá la de hoy en día son los blogs y yo estoy dispuesto a curarme. Ha sido un placer. Adiós.