Cuando aun chisporrotean las declaraciones de nuestra Sofía, plebeya por un día, en el lar de todos los medios, leo en El Mundo, las declaraciones cobardes de un militar al que el valor ya ni se le supone. Es un médico militar, un cruce teórico entre la abnegación y el valor, entre el calor humano y la estricta rectitud. Pero en este caso es un simple caradura que dice que si le mandan a una misión se va del Ejército. Como me traigáis niños a la escuela me largo, dijo el profesor, mientras el barrendero se encabronaba con los árboles por no ser perennes.
¿A que parece una broma? Pues no, lo ha dicho, salvo que los periodistas sean sobrinos de Pilar Urbano, y por genética, entiendan siempre mal las cosas.
Por lo visto, todo ocurre cuando Defensa reclama que todos los médicos, independientemente de su especialidad, hagan primeros auxilios en las misiones del exterior. Antes solo iban los traumatólogos, los cirujanos y los anestesistas y ahora, ante la falta de médicos, tienen que ir todos.
El marcial señorito en cuestión se queja de que todo es ordeno y mando. ¿Es esto el festival del humor? ¿Un militar se queja del ordeno y mando? Pero antes de cerrar el Congreso de Payasos señala:
Uno se mete en la Sanidad Militar por unas ideas y, de pronto, te ordenan jugarte la vida y meterte en una base, seis meses, rodeado de bombas con 40 o 50 años.
¿Qué les parece? Quiero, necesito, imploro conocer las ideas de este botarate que le hicieron meterse en la sanidad militar y como las concilia con esta gallardía que demuestra. ¿Para qué se hizo militar? ¿Para compartir duchas y salir voluntario a recoger jabones caídos? ¿Por la gastronomía? Ya sabemos que no le gusta viajar ni la disciplina, por lo que descartamos el afán de conocer mundo y la estética fetichista ¿fue quizás por el ambiente intelectual de un cuartel? ¿a lo mejor influyeron las posibilidades artísticas del medio? ¿quiso hacer carrera sindical? ¿o fue la moda lo que le sedujo?
No estamos acostumbrados últimamente a que el Gobierno sea razonable, pero en este caso Defensa dice que todos los médicos de las Fuerzas Armadas son militares y que están a expensas de las necesidades del país. Impecable. Nuestro soldadito de plomo argumenta:
Además de militar soy persona, tengo una familia, unos negocios y unas necesidades. El Ministerio no puede mandarme de un día para otro donde sea.
El resto de la milicia ha nacido de la probeta de Rouco. Ni familia, ni intereses, ni mucho menos consideración de persona. ¡Qué yo soy médico, chaval!
El bravo estratega suscrito a Soldiers of Fortune sección Colitis, propone que se revitalice a los soldados sanitarios y que sean ellos los que vayan en primera línea o que se contrate a reservistas médicos de hospitales civiles. Cualquier cosa con tal de que el riesgo no le arruine el macramé que está terminando. Tremendo.
Dice que no le importa tirar los veinte años de carrera militar por la borda. Dice No y punto. De cruz imagino.
Lleva veinte años cobrando del Estado por ser médico militar, lo que le ha permitido disfrutar de una lanzadera profesional, un sueldo fijo, una formación y el resto del tiempo la actividad privada. Después de veinte años le requieren para cumplir su contrato y se tira de los pelos de su fortuna.
No creo que deba existir un Código Militar diferente al Civil. Aído no se lo ha pensado, pero cuando deje de llorar por los anuncios de croquetas, quizá debiera buscar la igualdad en todos los lugares. Pero el caso es que aun tenemos esa particularidad. En el Título Sexto Delitos contra los deberes del servicio Capítulo I Cobardía, en su artículo 113 dice : …, el militar que, por temor a un riesgo personal, violare algún deber militar cuya naturaleza exija afrontar el peligro y superar el miedo, será castigado con la pena de cuatro meses a cuatro años de prisión. En tiempo de guerra, se impondrá la pena de prisión de uno a seis años.
Hace veinte años debió pensárselo mejor y hacerse modistilla.
Indefensos 