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Parejas

9 noviembre 2008

Qué os parece la Merkel que protestaba hace nada de lo pegajoso que era Sarkozy, haciendo creer al mundo que el pobre Nicolás es un vulgar froteur de autobús, similar al guarrillo de piscina municipal ya retratado, que mira al tendido y más allá, mientras arquea el cuerpo buscando concentrar al máximo su sensibilidad tangente.

PDF Diario EL PA�S

En las conductas sexuales descuideras como el froteurismo y el voyeurismo –vaya por dios, ambas de origen francés-, los más avezados sabíamos que la baja estatura es un hándicap considerable, no solo estético, sino también funcional como ustedes podrán comprender.

Pero como pueden ver en la fotografía, es la propia Ángela la que lleva del bracete al niño Nicolás. Es ella la que le mira con ojos golosos y le dice, a punto de coma glucémico, que le va a comer todos los fondos de cohesión social. Él está más bien rígido aunque le ríe la gracia y deja que ella lleve el paraguas. La grandeur francesa.

Ambos saben que la dichosa -que viene de dicha- cita de Washington, en la que Zapatero manchará la alfombra de Bush, no va a arreglar nada, que las cosas seguirán igual hasta que paren y en ese momento los economistas nos lo podrán explicar. Porque esos mismos economistas le dieron triple A a las hipotecas nefastas, y le dieron las mejores calificaciones a los bancos de inversión que no tenían ni puñetera idea, y son esos economistas los que pronosticaron una cosa hace dos meses y otra distinta ahora. Dicen que la economía es una ciencia blanda, debe ser por la médula de los profesionales que la practican, así que hagamos poco caso a vaticinios que cambian como la dirección del viento.

Quizá cuando el viento empezó a soplar mal fue con la elección de Bush en las primeras elecciones de 2000. Les recomiendo encarecidamente la película El Recuento. Un peliculón tipo ala oeste que HBO ha hecho este mismo año, en el que se da cuenta del proceso fraudulento del recuento de votos en Florida.

Se ve que la gran América, la que explica los límites de la democracia, la que es ejemplo de grandeza de libertad y de milagro, permitió que se eliminaran del censo de Florida a 20000 personas, que hubiera un sesgo sistemático en los errores de recuento, que las máquinas viejas fueran de los distritos más pobres, que las papeletas creaban problemas, que se confundían el voto, que las leyes eran de enorme complejidad y diferentes a otros estados. En esa magnificente América se ve los tribunales amigos y los enemigos, se ven los funcionarios fronterizos en inteligencia, los esfuerzos alambicados por domeñar un sistema complejísimo en el que resulta más ético rendirse.

El día que Gore dio, por segunda vez, su declaración de derrota en las urnas las cosas empezaron a complicarse. La elegancia de McCain y el espíritu de unidad de Obama son calco de los anteriores porque las formas en el establishment existen. Y en ese 2000 Gore concedió un triunfo tramposo y Bush proclamó su oferta de unidad y concordia. La memoria es débil y queremos ver esperanza en el futuro con este síndrome de Estocolmo planetario. Bush ha sido lo peor que podía pasarnos. Además de la debacle económica con la inspiración ideológica de sus amigos, deja un lío tremendo en Irak. Afganistán es una santabárbara al sol. Latinoamérica se desestabiliza, Rusia le está cogiendo gusto a jugar a los escudos antimisiles, y sus ex no paran de pedirle la revisión de las medidas provisionales. Judíos y palestinos siguen en cainita hermandad y África se muere de guerra, hambre y sed.

De todas formas soy optimista. Sabedores de que creo a pies juntillas que cualquier tiempo pasado fue mejor, soy optimista y me siento feliz de vivir este momento. Lo que nos espera es infinitamente peor. El carpe diem de Horacio es la mejor receta para estos tiempos de aceptación acrítica, cuando el presentador del telediario es un oncólogo que siempre trae las mismas noticias.

Hagan como la teutona y el franchute, búsquense un brazo para pasear, una boa de marabú empática que les consuele este fin de semana. Sin motos GP, sin Fórmula 1, con un Real Madrid en baja, lluvia y frío, la amenaza de las navidades, el fin de semana precede a unas fechas que aterrorizan y coaccionan para que seamos felices. Solo nos queda la lectura del Cosmopolitan y la escucha de Andy y Lucas para darnos cuenta de que la felicidad es posible pero nos está vedada. No se compren los periódicos este domingo, ni vean noticiarios, métanse en una bañera caliente y sueñen con cualquiera Carlota Corday que les redima. Que la revolución, al menos, les pille limpios.

El escriba cansado

29 octubre 2008

¿Por qué escribimos? ¿Por qué no lo hacen los demás? La reflexión diaria, semanal, sobre política, sobre lo que nos rodea, sobre los cuadros que pintamos, ¿por qué la sacamos a pasear? ¿Por qué nos exponemos tan públicamente como la red y nuestra popularidad permite, pensando en voz alta? Son épocas de retracción, de enseñar el sexo y ocultar el seso. ¿Qué hace que nos despojemos de algunos ropajes y nos mostremos  algo más desnudos en la plaza?

Puede ser por simple calistenia cerebral, por mantener alejado al doctor alemán que nos esconde las cosas y encima pierde los nombres. Puede ser por suprema presunción, por inmarcesible pedantería, por ocupar el escaparate que las TIC nos ofrecen. O a lo mejor es para ahorrarnos unas sesiones de terapia, para desahogar nuestro cerebro enfermo, desatascar el corazón anegado de odios y llenar los tiempos de ira con relatos bellacos. ¿Y por qué no puede tener como objetivo reconquistar al ser amado, al que nos dejó, al que nos acosa, al que nos tienta, al que está por llegar, al que suponemos?

Podemos pensar que existe el compromiso con la sociedad de denuncia, de advertencia, prestar nuestro tiempo al subrayado de injusticias y de estratagemas, o simplemente el dedicar a los demás detalles japoneses de belleza inmediata, de greguerías abstractas. Podemos olvidar tantos beneficios secundarios para considerar nuestro altruismo, nuestra altura de miras. Podemos obviar la excusa última de contacto, oculta tras la necesidad de ser altavoz de los desfavorecidos y cartel de los indignos.

¿Es que no estamos apuntados a un gimnasio, el casino de pueblo de hoy en día? ¿Es que no tenemos amigos? ¿Quizá no aguantamos los ojos de otro mortal en directo, el roce la barba o el carmín en el cuello? ¿Tenemos menos barriga, más pelo, menos arrugas o más cultura tras una pantalla?

Seguramente es una cuestión de frustración personal, de misantropía, de desajuste y desánimo que combatimos con datos, juicios y dudas como alternativa al alcohol y al éter, o quién sabe si al asesinato o al suicidio. Algunos se dan cuenta. Algunos saben lo que cuesta juntar unas cuantas letras y enlazar unas pocas ideas. La enorme complejidad de emborronar un papel en blanco. Otros creen que pones un posible tag en Google junto a la palabra blog y te viene el texto hecho, listo para copiar y pegar. Y así debe ser muchas veces cuando aparecen textos completos repetidos bajo nombres y direcciones diferentes. La crisis de la originalidad. Pero muchas veces supone un esfuerzo, no por placentero menos considerable, a poco que intentes puntuar correctamente, buscar la palabra exacta, hallar la síntesis más elegante. Si estableces un mínimo compromiso contigo mismo, si consideras que para denunciar la mentira tienes que contar con la verdad de la precisión, o crees que para conmover una sola pestaña lectora has de gastar mil pañuelos de papel, la inversión de tiempo y neuronas no puede ser baladí. Bien es verdad que antes del resultado está el proceso. Y en esa mortal decisión de ideas embrionarias que desechas, modificas, travistes o encumbras, está el placer de trabar los argumentos que lanzas a la pública consideración.

Saber por qué escribimos parece que es algo indescifrable, pero más lo es la circunstancia de por qué nos leen. ¿Qué hace que un congénere dedique su tiempo a interpretar nuestras cuitas? Me imagino que en ocasiones es la solidaridad del ágrafo con los amigos de tecla fácil, otras es la propia de los plumillas con sus iguales, el espíritu de cuerpo del hoy por ti mañana por mi y seguro que también, al que le falta suficiente rencor para irse a la cama en paz y necesita chutarse con opiniones contrarias que le procuren unas reparadoras pesadillas.

Decía Maurice Blanchot que Cuando todo está dicho, lo que queda por decir es el desastre, ruina de habla, desfallecimiento por la escritura, rumor que murmura: lo que queda sin sobra (lo fragmentario). Al final eso es todo, la incapacidad de lo holístico, la pertinaz torpeza para entender globalmente, porque lo aprehensible es el detalle, la pieza, los segmentos de realidad, porque el conjunto tiende a la armonía y al orden mientras que nuestra vivencia solo es interpretable en términos de descomposición y entropía.

A la postre las bitácoras, los blogs, cada una de las entradas, son desordenadas teselas de un enorme mosaico que es nuestro epitafio.

Rajoy se come dos bolas de helado de vainilla en la cumbre

25 May 2008

Los duros, a cuatro pesetas, del PP proclaman que Rajoy está muerto. Consideran irreversible su caída. Esta gente que confundió tanto –fijaros en la forma pronominal- a tanta gente durante cuatro años quiere ahora reengrasar los ejes de su carreta para, como entonces, pretender sacar ventaja. En una estudiada luz de gas van dando dentelladas y picotazos, a falta de entrañas siemprevivas, a la credibilidad de Rajoy. Le montan unos SMS asesinos, lanzan declaraciones ora crípticas ora evidentes a los medios, dimiten y dan portazos, le azuzan, le abuchean, le llaman ladrón. Los editoriales, hertzianos y en pasta de papel, exponen las mil razones y evidencias de la obligada dimisión quod erat demonstrandum.

Pero ninguno hace lo que tienen que hacer o, al menos, lo que se deduce del diagnóstico. Estos reyezuelos de las pruebas complementarias deberían intervenir sin tardanza. Costa, por ejemplo, debería asumir el rol de cirujano jefe, está en el Congreso, esta apartado de la línea regia, dejó una sinecura muy bien pagada por esta vida de sufrimiento y dolor y no obtuvo una mínima recompensa. Parece que le animan. ¡Preséntate, hombre! Si el desastre mariano es tan mayúsculo, ganas con la gorra. Mariano Rajoy se larga a Santa Pola-les-Deux-Églises, te fumigas a Lasalles, Sorayas y otros alfeñiques políticos, te constituyes en gestora y promueves unas primarias como las que se reclaman insistentemente. Todo eso defendiendo las esencias, auspiciando el debate ideológico, y sometiendo al gobierno a una feroz oposición. ¡Pero coño si es facilísimo! Te fumas un puro y te bebes una Coca Cola, no, mejor Pepsi. Claro que si ganas, montar lo de las primarias para que vengan otros luego a enfangarte la vida es un poco suicida. Y tu acento y modales de niño pijo tampoco ayudan, la verdad. Pero vamos a ver ¿eres el mejor o no? ¿No quedamos que el partido está en peligro, que se están perdiendo los principios, que éste no puede ser un debate de personas? Si se ha dado cuenta hasta Moragas que de simple plantea la dicotomía entre ser cabeza de león o cabeza de ratón. ¡Qué listo! No superaba una entrevista psiquiátrica.
Rajoy debe sentirse como Santi Santamaría, acosado por sus colegas, que inauguran una nueva forma de matonismo gastronómico, el Bulling de Rosas. Pero los colegas de Rajoy son más dañinos y estos sí de verdad juegan con las cosas de comer. Lees cómo una brigada de escaladores formidables, acuden desde mil sitios, la expedición del siglo, a ayudar al español con edema cerebral en el Annapurna, poniendo en riesgo su vida de forma evidente, y piensas si Rajoy necesitaría que le ayudarán viniendo desde mil puntos de la historia otros políticos de su cuerda o su cordada, el regeneracionista Silvela, afrancesado y sensible al catalanismo, o el monárquico a ultranza Cánovas, que señalaba que La política es el arte de aplicar en cada época de la historia aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible , el polemista y modernizador Sagasta o republicanos como Melquíades Álvarez o el primer Azaña tan querido para su ex-jefe Aznar que con el dedo que le nombró ahora le acusa. Los alpinistas no llegaron a tiempo y estos políticos conservadores no podrán hacerlo por mucho milagro mariano que queramos.

Pero a diferencia de Iñaki Ochoa, el edema de Rajoy ha migrado a otro sitio, está tarareando en solitario el Resistiré del Duo Dinámico y replica con la falsa atribución a Zorrilla, más probable de Corneille, Les gens que vous tuez se portent assez bien o Los muertos que vos matáis gozan de buena salud. Mariano Rajoy está solo, sabe que Ruiz Gallardón estará con él mientras le valga de lanzadera y sabe también que tiene que cuidarse de los idus de Camps. Quizá asistamos ante el más honesto comportamiento de Rajoy, servir de burladero a los menos malos, comprar tiempo y recluir definitivamente a los zascandiles del 11M. Esperemos que por su afición al ciclismo sepa como Bahamontes perdió el miedo al descenso y aprendió a bajar solo. Que no sea a los infiernos.

PS.
No dejéis de leer el artículo de Moisés Naím sobre las mujeres. A ver si me reconcilio… con los hombres.