Acababa de llover y Manolín se tuvo que poner las madreñas para salir a la calle. Cogió la vaca y subió caleya arriba, hasta que se cruzó con el señor cura.
– ¿Dónde vas Manolín? preguntó a modo de saludo.
– Voy a llevar la vaca al toro.
– ¡Pero hombre! ¿eso no lo puede hacer tu padre? replicó el cura.
– No, señor cura, tiene que ser el toro.
A veces es fundamental ser toro. Estamos acostumbrados a que siempre hay un roto para un descosido, que nuestros saberes, por escasos, son intercambiables y confundimos lo de que quien hace un cesto hace cientos, con hacer cualesquiera otras cosas con tal de haber demostrado cierta pericia en algo. A veces sin siquiera acreditarla.
El caso de la política es paradigmático. Es normal que se intercambien carteras, que pasen de dirigir el ente de RTVE a llevar la cultura española por el mundo. Probablemente con la misma incapacidad. De dirigir a las fuerzas de seguridad del Estado a dirigir a los maestros. Falló con los últimos y tuvo que recurrir a los primeros. Un esbozo del desarrollo de la delincuencia.
Y por eso la política, el parlamentarismo, el gobierno y la oposición, son un gran Mira quien baila. Actrices mafiosas, toreros viudos, ganaderas junior y comunicadoras froteurs, se ponen lentejuelas por un pico de dinero público y entretienen al personal con movimientos torpes y desacompasados. Están por lo que fueron, que nunca fue demasiado, y siguen en el candelabro eléctrico de la fama sin justificación alguna.
En política todos pasan por saber de todo como buenos tertulianos y toman decisiones de enjundia millonaria sin prurito alguno. Se me puede decir que la tecnocracia conlleva problemas enormes y tendré que conceder parte de razón. El matiz político es importante, y cerner las cifras de las necesidades y las oportunidades es obligatorio. Hagámoslo pues de ese modo. Nunca más un médico en Sanidad ni un escritor en Cultura. Demasiada contaminación, intereses, influencias y recomendaciones ¿Lo llevamos al extremo? Solbes a Igualdad y Aído a Economía. ¡Acojona eh!
Posiblemente una buena combinación de realismo político, de fundamento ideológico con la pragmática profesional, con la cátedra, serían lo ideal. Así no debería pasar nunca que una responsable de cultura de una Comunidad no conozca el Museo del Prado o que un ministro de Sanidad asuma que hay bichitos que se caen y se matan u otros se enzarcen con filamentos de plastilina o nos quieran convencer de que Barajas es muy grande.
Y lo dicho es válido para toda esta panda que se va a reunir en Breton Wood 2, ya saben ese hotel balneario de New Hampshire en el que parieron el FMI, el Banco Mundial y el dólar como la madre de todas las divisas. Fue en 1944. Visto lo visto, bien podría ser Scream2, pero recomiendo alguna otra posibilidad. Lo primero es que fuera en Europa. Quien no te dice que el Spa al que vayan no está hipotecado y a mitad de intervención de Zapatero se empiezan a llevar las sillas y los micrófonos. Fíjense si le quitan la tarima a Sarkozy, vamos a creer que es un secuestro. No. Es mucho mejor Europa.
Se me ocurre la ciudad de Pegnitz, al sur de Alemania y cercana a Suiza, donde se encuentra el Pflaums Posthotel Pegnitz, también conocido como PPP. Uno de los hoteles más raros del planeta. Es pequeño y gusta a gente de mundo, tapices antiguos, pintura abstracta o performances en el recibidor. En el hotel Pflaums Posthotel Pegnitz todo es diferente. Buen lugar para la próxima convención de los populares.
Pero sería poco para estos locos que dominan el mundo. Para ellos tiene que ser el Esplenade, en la República Checa, en Marianske Lazne concretamente. Fue construido en 1911 y ha alojado a lo mejorcito del mundo en un entorno Art Nouveau decorado con ametralladoras y bunkers de la II Guerra Mundial. Desde sus balcones se pueden ver los sudetes, montes bajos que al igual que hicieron con España, bajo el ala de la no intervención, Francia y la Gran Bretaña ofrecieron al fascismo de forma vergonzosa dejando hacer al nazismo galopante. La educada burguesía que durante décadas sintió microorgasmos con las aguas carbónicas efervesciendo en sus perinés, cesó bajo el estilo soviético de postguerra y la grisura burocrática tachó el horizonte de oropel y ópera bajo las uniformes empalizadas del lumpen proletario.
Pero hay algo de trampa en lo que digo, Marianske Lazne se conoce en alemán como Marienbad. Ah, coño! Sí, y el Esplenade es el hotel donde Resnais filmó su película El año pasado en Marienbad.
Por eso debe ser allí donde se celebre ese próximo encuentro, la inocencia pisoteada en Marienbad. Donde X le dice a A que deje a su marido, M, y se vaya con él, tal y como le prometió el año pasado. Ella no lo recuerda.
Se imaginan a todos los mandatarios del mundo en ese hotel geométrico y fantasmal, recordando promesas y olvidando noches de amor, traiciones y abandonos de principios y esencias, justificaciones y trampas.
Se imaginan el mismo juego del triángulo adúltero de sexos y memoria entre Jefes de Estado:
M: Sugiero que juguemos a otro juego. Conozco uno al que siempre gano.
X: Si no puedes perder, no es un juego.
M: Puedo perder, pero siempre gano.
X: Juguemos.
Al final estas líneas son la mejor definición de la política y la banca. Los dos saben que van a ganar, reconociendo que pueden perder. En cualquier caso, lo que de verdad quieren es jugar.
Es importante ser de otra forma para entenderlo. No está al alcance de cualquiera. Y es que a veces hay que ser toro y estar dispuesto a comportarte como vaca, sabiendo que hay quien nació para ganadero.
Pero siempre queda la revolución. Incluso fuera de la granja.